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viernes, 11 de enero de 2008

Chispa


Hubo alguien que hace mucho tiempo mostró a mi espíritu un corazón enamorado, al que le aprendí una sonrisa emergida por el revoloteo de las mariposas en la panza, la mirada con gesto de deseada complicidad y la caricia en la mejilla terminada con un beso. Le aprendí el abrazo de corazón a corazón, la libertad de aspirar el aroma de cada palabra creada para ambos... le aprendí el susurro al oído al decir te amo.


Irónicamente, aprendí de él también: a resanar con agua cálida el cristal de un corazón, el sinsabor de la voz afilada que hiere, la pérdida del espíritu entregado totalmente. Me enseñó la falta de un abrazo para nuestra nueva ilusión, la falta de una voz cálida al amanecer y un beso para ambas en la frente.


Indudablemente se aprende... pero ves ahora? Hay una chispa en mí, una que entre azulado cielo y frío transparente cristal, se mantiene roja y radiante. Una que abraza cálidamente, una que fulgura sonrisas... que al recordarte no hace más que sonreírte... en donde quiera que estés.


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