Las ráfagas rojizas no se miran más, el viento cálido que provocaban sus alas al alzar el vuelo y llevarme de la mano, tampoco.
En el camino se ha quedado o lo he dejado... no lo sé.
La incertidumbre traza heridas en el corazón, más que conocer la realidad, la razón que pueda calmar la duda. He perdido a Austro y no hay más palabras que expliquen esa especie de vacío que se genera de extremo a extremo, de sur a norte... que forma un infinito agujero negro, en el que seguramente viviré suspendida, de serlo, será cuando recuerde sus alas y su sonrisa.
Querido Austro, si vuelves a esta tierra, siente mi mirada que te busca y que quiere volver a perderse en la tuya, la he dejado suspendida en los puntitos celestes y brillantes del Universo.
Extiendo un abrazo en este día, en el que la vida se alegró cuando sintió tu respirar.
AHEO