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viernes, 4 de mayo de 2012

Segunda

No la que llena de revoloteos el estómago o que llena con los rayos del sol las miradas,
o la que genera visiones aún a mucha distancia del encuentro. No.

No la que hace destilar por los poros la energía contenida en un abrazo, ni la que agita el palpitar del rojo, mucho menos la que genera el obsequio del beso. No.

No la que ilumina a cada paso  el reverdecer de las huellas, tampoco la que refresca con su calor el atardecer, ni siquiera la emoción de una luna compartida.

No.

Parece que en deshojo, pero del de esos pétalos ya deshojados, se juega siempre mi camino... o no sé si por inercia lo sigo. Entonces siempre resulto no la primera sino la segunda opción.


AHEO