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lunes, 7 de abril de 2008

Agresión

Diego, mi perro.

Ayer, mientras un ser paseaba, otro agresivo lo hirió.

Su sangre marcó a ambos, a uno de triunfo, al otro de dolor.

Mientras bañaba en agua cálida sus heridas, mi sentimiento de rabia hacia el atacante poco a poco se tornó en una profunda tristeza por él...
Un ser hecho a modo de alguien al que no podría considerar humano, pues al instruirlo en violencia con violencia, le ha arrancado la nobleza con la que la madre naturaleza le dió vida y ahora, a cualquier movimiento no grato, se lanza en agresividad a desagarrar pieles y sobre todo corazones...

¡Qué triste existencia! ... por inercia ...

Pd. Esto pasó con mi perrito... pero es inevitable pensar que a veces (y esperanzadoramente digo " a veces"), sucede entre las personas... no?

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