Ayer, mientras un ser paseaba, otro agresivo lo hirió.
Su sangre marcó a ambos, a uno de triunfo, al otro de dolor.
Mientras bañaba en agua cálida sus heridas, mi sentimiento de rabia hacia el atacante poco a poco se tornó en una profunda tristeza por él...
Un ser hecho a modo de alguien al que no podría considerar humano, pues al instruirlo en violencia con violencia, le ha arrancado la nobleza con la que la madre naturaleza le dió vida y ahora, a cualquier movimiento no grato, se lanza en agresividad a desagarrar pieles y sobre todo corazones...
¡Qué triste existencia! ... por inercia ...
Pd. Esto pasó con mi perrito... pero es inevitable pensar que a veces (y esperanzadoramente digo " a veces"), sucede entre las personas... no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario