...y ¿cómo me convenzo a mí misma de que es el mejor camino?
Un momento sorpresivo me ha impuesto una lucha interna... todas la ideas se arremolinan dentro de mi. Lo inesperado del momento le coloca la etiqueta de no ser una lucha convenida aunque sí de dos partes: la que piensa desde y con los latidos... y la que proyecta futuros que abarcan más allá de mí, no egoístamente como la primera. Regla sólo hay una en esta lucha: el espíritu debe permanecer libre.
Ahora bien, en ese duelo de mí contra mí... te pierdo... y aún más porque de antemano no estabas, te disgregas, te desprendes de mí... quisiera aferrar el espíritu al tuyo pero sería demasiado tormentoso...
... los latidos van perdiendo...
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