
El viento austral me invita a mirar en rojo y dorado... y digo me invita porque así es cada que miro la imagen, por ello aquí no hay pretérito...
Admiro como aún en el horizonte la tierra cariñosamente une al mar y al cielo...
... al entrar al mar, el sol lo llenará de cálidas caricias, hoy atesoro ese momento también de ternura del mar al extender los brazos para abrazar al sol, en un continnum: caricia-abrazo...
Pero más allá de eso: las ternuras envueltas de rojas nubes y cielo dorado... un paso del rojo al luminoso dorado dueño de un instante imperecedero... quizá por eso brille aún más, para alcanzar el objetivo de ser dorado aún antes de extinguirse...
AHEO
PD. Vaya vista la obsequiada!
3 comentarios:
Qué bella imagen del sol fundido en las aguas de la masa salobre.
Qué preciosa visión en la que perderse sin pensar y a todas horas...
Un beso.
A veces extendemos nuestras manos desde un horizonte que separa demasiado el dorado a alcanzar.
Venía a saludarte desde el blog Relato Comansi. Ya me pasaré más tranquilamente a leerte.
Un abrazo Haydeé
Merinel: sí, es muy preciosa la visión, te pierdes en ella cuando la miras.
Fair Lady: Lo bueno es que el dorado está ahí, entonces hay que buscar el horizonte adecuado para alcanzarlo ;) Bienvenida, vuelve cuando quieras, serás bien recibida.
Cariños para ambas :D
Haydeé
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